El “naciste para ser exitosa, para ser linda, brillar y para tener mucho dinero” reiterado como planas de cuaderno en la cabeza de una mujer, tiene funestas consecuencias. ¿Cómo se define ese éxito femenino? ¿Cuántos intentos hay disponibles en cada escalón, para poder pararse con tacones dignamente en la cúspide de dicha vitrina? ¿Esa felicidad que el diccionario incluye en la definición de éxito, de verdad corresponde a un resultado?
No, este no es otro artículo de empoderamiento femenino, pero sí es un compilado de pensamientos que cuestionan el por qué radicalizamos tanto la palabra fracaso y por qué muchas mujeres somos tan duras con nosotras mismas cuando al primer intento no alcanzamos el éxito que el mundo nos enseñó que debíamos tener, o que las expectativas tanto de los demás como nuestras, decían que se debían cumplir.
El antónimo de éxito, según el diccionario, es literalmente fracaso. Pero seamos honestas, el foco no es el éxito, ya sobreabunda la publicidad, las publicaciones en redes sociales, los libros, las conferencias y los audios con tips sobre este tema. El protagonista de esta historia, o por lo menos de este apartado literario de nuestro día, es el rezagado y marginado fracaso.
Algunas mujeres que hablan de fracaso
Viola Davis, la primera actriz negra en ganar los premios Tony, Oscar y Emmy, en su autobiografía: «Finding Me» en la que habla de sus luchas, escribe frente al fracaso que: “Es inútil preguntar por qué. Mejor pregúntate: «¿Qué aprendí de esto?». ¿Qué he aprendido de todo esto? No hay forma alguna de superar esta vida sin cicatrices.” Y creo que es el mejor resumen de intentarlo y fallar, para seguir adelante.

El fracaso es un amigo honesto y paciente, con vocación suprema de maestro y que además, da grandes lecciones.
Arianna Huffington, creadora de El Huffington Post, quizás el diario digital más importante en la historia de Estados Unidos dice que “El fracaso no es lo opuesto al éxito; es parte del éxito”. Así que ya sabemos cómo es la ecuación en la que fracasar no solo es importante, sino que es necesario. También a nivel de Latinoamérica, Karla Souza, actriz de cine, teatro, televisión y cantante mexicana, habla en su charla TEDx Fracaso tras fracaso de lo importante de tener un motivo para persistir, porque el fracaso es sencillamente inevitable.

El fracaso no vende, no es encantador, pero también tiene tonalidades rosa antes del amanecer.
La sociedad no nos habla de miedos y de lo valioso de equivocarnos porque el modelo femenino que rige nuestra vida es la perfección. Debemos dejar de satanizar el fracaso porque luego de llegar se convierte en el mejor maestro de este o de otros posibles caminos hacia lo que consideramos como éxito. Algo cierto es que nada vuelve a ser igual después de él y esa es una gran ventaja: siempre todo se puede hacer mejor.
Fracasar está bien, es una forma diferente de experimentar aquello que no es, que no va, que no funciona. Es también la purificación del carácter. Es la inauguración de una nueva versión de sí misma.